Tratamiento biológico

Se trata de proteínas similares a las humanas producidas por técnicas de biotecnología. Actúan sobre la inflamación de las articulaciones y de la piel, corrigiendo la respuesta inmunológica acelerada y errónea que se da en la psoriasis y la artritis psoriásica. Su función es la de bloquear la actividad de uno de los agentes clave en el proceso inflamatorio que se produce en ambas enfermedades (las citosinas). Estos medicamentos son efectivos para controlar la inflamación y el dolor articular, además de prevenir la progresión de la enfermedad y frenar la progresión del daño articular, en el caso de la artritis. En la actualidad, las terapias biológicas disponibles actúan bloqueando distintas citoquinas proinflamatorias o sus receptores: En la actualidad, las terapias biológicas disponibles actúan bloqueando distintas citoquinas proinflamatorias o sus receptores: Las Interleuquinas IL-12 e IL-23, citoquinas involucradas en la activación de la cascada inflamatoria implicada en la psoriasis. Actúan sobre ella, los fármacos biológicos Ustekinumab y específicamente sobre la IL-23 el Guselkumab, Tildrakizumab y Risankizumab.

¿Cuándo se utilizan?

En los pacientes con psoriasis y/o artritis psoriásica moderada y grave que no hayan respondido previamente al tratamiento sistémico tradicional ni a la fototerapia (UVB o PUVA), hayan presentado toxicidad derivada de los mismos o estos tratamientos les estén contraindicados. Hay tratamientos biológicos indicados solo para la psoriasis cutánea, otros solo para la artritis y otros que pueden usarse en ambos casos.

En el caso de la artritis psoriásica, se utilizan en pacientes en los que el tratamiento con Fármacos Modificadores de la Enfermedad Clásicos (FAMEs) no hace efecto, con independencia de su severidad. Reducen los síntomas y los marcadores analíticos de la inflamación (VSG, PCR), tanto en los pacientes con afectación en las articulaciones de las extremidades, como en la columna vertebral.